Los científicos ya avisaron, que los dejen en paz

Hace años que oímos hablar de “emergencia climática”, porque en esos términos la definen los científicos que se ocupan de estudiarla. La expresión no gusta a algunos, que llevan los mismos años acusando a los científicos de exagerar porque siempre han pasado estas cosas: calor, frío, lluvias torrenciales, desastres... Me pregunto cuántas muertes más debidas a fenómenos extremos harán falta para convencerlos de que es una emergencia climática.
Ya ni siquiera entro en por qué estamos así, en cómo hemos llegado a esto, en cómo se puede mitigar el cambio climático o qué estamos dispuestos a sacrificar para hacerlo; no entro en ese debate profundo que debemos plantearnos como sociedad. Hablo de ponerle nombre a lo que está pasando: emergencia climática; y de asumir que vamos a correr riesgos con los que no contábamos: “Los científicos del clima llevan años advirtiendo de que el cambio climático provocará lluvias más intensas, y las trágicas consecuencias demuestran que nos queda mucho camino por recorrer para prepararnos ante este tipo de sucesos, y peores, en el futuro”, nos decía Liz Stephens, catedrática de Riesgos Climáticos y Resiliencia de la Universidad de Reading (Reino Unido), pocas horas después de que la DANA asolara la provincia de Valencia.
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